martes, 7 de julio de 2009

Insulza...pendejo

El tema de Honduras sigue siendo el más importante en la región. Incluso dejó muy de lado a Michael Jackson y su muerte. El golpe en el país centroamericano, que cada vez se gana más ese nombre sobre todo por las torpezas y radicalizaciones del régimen entrante, ha preocupado a buena parte de la población de este hemisferio por distintas razones.

Algunos lo vieron y temieron que los militares volvieran a ser protagonistas de la política latinoamericana (algo ciertamente temible y que más que a nadie hizo correr a todos los presidentes de la región). Otros lamentaron la caída de un régimen izquierdista-chavistoide y enfilaron todas sus armas, inversiones, manipulaciones y demás para rescatar a un aliado (Chávez y sus panas del ALBA, con Telesur a la cabeza). Y finalmente una persona, incluso por encima de Chávez, parece haber visto este golpe como la posibilidad de, primero, trabajar, y segundo, ganarse la reelección, palabra tan ansiada y repetida en esta parte del mundo últimamente.
El señor José Miguel Insulza, antiguo ministro del Interior de Chile, que perdió la candidatura de su partido en 2005 ante la dama Bachelet, que no debió ser Secretario General de la OEA porque ya el tico Miguel Ángel Rodríguez tenía el cargo pero fue sacado por acusaciones de corrupción en su país, que empató en la siguiente elección en la OEA ante el centroderechista Luis Derbez, que luego de ser electo en su actual puesto casi renuncia para volver a ser el abanderado de la Concertación en Chile para la presidencia, teniendo que retroceder una vez más ante el resurgimiento del Demócrata Cristiano Eduardo Frei y la derrota del Partido Socialista. Ese mismo Insulza está ahora oootra vez en campaña electoral: quiere ampliar por cinco años más su instancia en Washington.

Y no es exagerado decir que ya tiene esa elección en el bolsillo. Sobre todo, tras su "heroica" actuación en esta crisis, llegando tarde al pleito sólo para recoger los pedazos y colocarse hombro a hombro con héroes de la talla de Rafael Correa y el Vergatario Lugo. Insulza ha sido todo menos mediador, y aún entendiendo que el gobierno de Zelaya debe volver al poder, no puede pretender el chileno que todo vuelva a la normalidad. Algo debe aceptarle a Micheletti y su combo, y sólo paso a paso podrá retornar Honduras a la democracia y, honestamente, evitar un conflicto armado, incluso internacional, que ahora no se ve tan distante.
A Insulza se le solicitó que viajara a Honduras el viernes previo al golpe de Estado. Dijo que iría, pero que llegaría algo así como el lunes. ¿Qué más tendría en agenda? No condenó los posibles abusos de Zelaya, así como no le para mucho a lo que haga aquí Chávez, y ahora sólo ha criticado a los golpistas. No le para tampoco a las declaraciones belicistas de nuestro comandante, no ha hablado de iniciar una negociación entre las partes, y no entiendo que el chavismo internacional es realmente una amenaza para la paz y la estabilidad en la región, como ya indirectamente se ha demostrado en este "teatro de operaciones" que se ha convertido Honduras.
A él parece importarle más que con Chávez a su lado, tiene asegurados once de los 18 votos que necesita para su reelección: Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Venezuela y Honduras, sólo si vuelve Zelaya y con él la participación hondureña.
Además, tendría que haber un candidato muy bueno para que Brasil, República Dominicana, Guatemala, Uruguay, Haití, Barbados, Trinidad y Tobago, Suriname, San Cristóbal y Nevis, Belice y Guyana, además de la cuna Chile, le quiten el voto a Insulza, ya que en todos estos países dominan gobiernos de Centro-Izquierda.
Colombia, México, Estados Unidos, Perú, Canadá, Jamaica, Grenada, Santa Lucía, Bahamas y el recién electo gobierno de Panamá, podrían tener un plan alterno, aunque insisto, tendría que ser un nombre muy especial para quitarle la tan mentada reelección al señor Insulza.
Al final los votos son todos, y hasta la secretaría general de la OEA baila con la más rica para que lo invite a su fiesta.

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