martes, 28 de febrero de 2012

La oposición y sus partidos

Si bien es cierto que la discusión política de momento se centra en torno a la enfermedad del presidente y toda la incertidumbre que rodea el entorno oficial, creo que es importante que la oposición siga haciendo su trabajo, como lo ha venido haciendo, y se enfoque en su propia estructura, preparándose para los distintos escenarios que se aproximan.

Las primarias fueron precisamente la confirmación de tal actitud: la oposición planificó y ejecutó el trampolín ideal para alcanzar la presidencia de la República, sin prestar atención a amenazas, insultos, desprestigios y demás, colocando esta elección como punto clave en la agenda, sin que eso implicara el abandono de otros espacios (aunque la actitud en la AN no fue la correcta).

Por eso creo justo hacer una valoración de qué dejaron los resultados para los liderazgos y (aunque no hubiera tarjetas) para los partidos políticos.

Decir que el 12F fue la sepultura de Acción Democrática y COPEI es, cuando menos, una exageración. Si sólo se ve la imagen global del candidato presidencial y los candidatos a gobernadores, es claro que AD sufrió y mucho, empezando por el pecado original de admitir que no había en sus filas ningún líder lo suficientemente fuerte como para ser nominado a la presidencia.

Luego, sin duda que le dolieron las derrotas de importantes liderazgos regionales, la mayoría diputados, que cayeron ante viejos camaradas, ahora independientes o fundadores de proyectos pequeños. Fue tal el caso en Cojedes, Apure y Monagas, al menos.

Sin embargo, viendo las letras pequeñas, se nota que AD sigue siendo fuerte en donde una buena organización y una ‘maquinaria’ dan frutos. En más de sesenta municipios el vencedor para la candidatura a la alcaldía fue un miembro de la tolda blanca, muy por encima de cualquier otra formación. Ahí el punto clave del partido que dirige Ramos Allup para la oposición: sigue fortalecido en zonas donde oposición tiene pocos ojos, donde no penetra la fuerza mediática, y donde la adscripción a un partido sigue siendo importante.

Algo similar, y de manera sorprendente, ocurrió con Copei. Un partido que vive una larga crisis, dividido y casi intervenido por el TSJ, logró hacerse con dos gobernaciones y unas treinta alcaldías, manteniendo su hegemonía en la región andina, y gran relevancia en Falcón y Aragua.

Caso distinto es el de Primero Justicia. No cabe duda que los aurinegros mantienen el más constante aumento entre las filas opositoras desde las elecciones regionales de 2008, y su fuerza en Miranda, Caracas, Aragua y algunas zonas de Anzoátegui es muy importante.

Pero de ahí a formar (como partido) una organización fortalecida a nivel nacional hay mucho trecho. Las alrededor de 40 alcaldías (no son cifras oficiales) ganadas por simpatizantes de PJ hablan más del liderazgo de Capriles y sus claves alianzas en las regiones, que de la propia fuerza del partido. Esto se demuestra a nivel estadal: Ocariz y Mardo son los únicos candidatos propios de PJ que resultaron vencedores, por otros seis más abanderados del Comando Tricolor.

Y es que el verdadero vencedor del 12F fue el liderazgo de Capriles, propio de un país con organizaciones políticas todavía muy resquebrajadas, pero con amplia penetración mediática y ávida de liderazgos personales. Las características propias del gobernador de Miranda sumadas a sus estratégicas alianzas con ‘caudillos’ regionales como Velázquez, Lippa, Graterol y Henri Falcón, lo consolidaron como figura nacional y no dejaron lugar a dudas sobre el nuevo liderazgo que asoma en el país.

Esto, si bien importantísimo impulso de cara al 7 de octubre, podría no ser suficiente si no se acomoda ese problema de base que es la todavía muy débil estructura partidista existente en la oposición. No se trata de construir desde cero un gran partido político en este momento, sino en consolidar lo que funcionó, tanto en el Comando Tricolor, como en las zonas (muchas de ellas pequeñas poblaciones) que ganaron AD o COPEI, o el dominio que siguió mostrando UNT en el Zulia.

Esa organización y movilización que se resume en ‘la maquinaria’ será fundamental para un resultado positivo en la presidencial, más allá de la salud del presidente Chávez.

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