Turgua es una pequeña población en el municipio El
Hatillo, al sureste de la Gran Caracas. En los últimos meses ha ocupado
espacios en la prensa nacional debido a los derrumbes que han trancado sus vías
de comunicación. Turgua es, al igual que la mayor parte de las zonas rurales y
de bajos recursos del resto del país, determinantemente chavista, con respaldos
al presidente y su partido que rondan el 70%.
Ahora bien, en un municipio tan claramente
anti-chavista, la abstención es un factor clave en esta población. Cada vez que
la elección es nacional (ya sea presidencial o referéndum), la movilización en
Turgua es amplia y la abstención se ubica en el promedio nacional. Sin embargo,
cuando la elección es regional, municipal o parlamentaria, la abstención se
dispara a niveles superiores que el resto del país, del estado Miranda o del
municipio El Hatillo.
Sin haber hecho encuestas en la zona para comprobar
tal teoría, mi suposición es que los ciudadanos de Turgua se ven desmotivados a
ir a votar en los comicios en los que sienten que serán derrotados. Mientras
más cercano es el representante a elegir, más peso tiene el voto global de El
Hatillo y, por ende, más opciones tiene de ser electo por la clara mayoría
opositora, desincentivando pues el voto chavista de esta región mirandina.
Algo así ocurrió el pasado domingo 16 de diciembre en
las elecciones regionales. El porcentaje de abstención nacional (47,88%) se ve
inflado por casos particulares donde la ausencia fue excesiva. Lo mismo ocurre
si nos centramos en el voto opositor, el cual, si comparamos con el 7 de
octubre, disminuyó en 2.136.005, es decir, una “abstención opositora” (sobre
ese supuesto techo alcanzado hace dos meses) de 35,80%.
Pero el domingo no hubo una elección nacional, por
tanto el análisis que muchos hacían esa misma noche es apresurado. La
abstención como tal, sola y sin más, no es una respuesta al mal resultado del
domingo. En todo caso debería ser la primera parte de una pregunta. ¿Por qué
tanta abstención y por qué en ciertos estados? ¿Cómo logró Liborio Guarulla
movilizar más votos por sí mismo que Capriles en la elección presidencial?
¿Cómo voltearon Henri Falcón y Capriles las tendencias en sus estados y cómo
permitieron Pérez Vivas y Lester Rodríguez que les voltearon las cifras a
ellos? Aquí algunos detalles.
La percepción
y el candidato sí son importantes
Amazonas es el único estado en donde la oposición, en
términos absolutos, aumentó su votación del 7O al 16D. Subió de 33.107 a
34.597, y el único en donde la abstención del domingo fue inferior a la de la
elección regional de 2008. ¿Ocurre esto porque los amazonenses entendieron la
trascendencia de esta elección, la implicación de las comunas, el futuro del
chavismo sin Chávez y la vida misma de la oposición, a diferencia de sus
vecinos apureños que se abstuvieron un 50%? No.
En Amazonas existe un liderazgo fuerte y popular, un
dirigente que ha sabido crear una maquinaria y una simpatía entre sus
ciudadanos, y los moviliza con impresionante efectividad. En Apure, en cambio,
hay mucho del “síndrome de Turgua”. Más allá de algunas consideraciones que se
puedan hacer sobre el propio candidato, la abstención opositora, con relación
al 7O, fue de 57,97%, mientras el chavismo se movilizó de manera importante
(mantuvo 75% de su voto). Los apureños opositores perciben que van a perder,
que la diferencia entre ambos bloques es demasiada y pierden el incentivo de ir
a votar, más aún tras sólo dos meses de una dolorosa derrota presidencial.
Lo mismo ocurrió en otros estados notablemente rojos:
Delta Amacuro (69,02% de abstención opositora), Guárico (62,97%), Portuguesa
(61,04%), y Trujillo (72,34%). La presunción de derrota, sumada a probables
carencias del candidato (algo que debe analizarse más en profundidad) conllevaron
a derrotas por paliza. Caso aparte es el de Vargas, en donde si bien el
chavismo es dominante, el desplome opositor tuvo proporción histórica.
¿Por qué un candidato no puede ‘esconderse’
simplemente hablando de abstención? Porque los buenos candidatos motivan y
movilizan. A pesar de buscar el triunfo en territorio rojo, Julio César Reyes
en Barinas y Alberto Galindez en Cojedes mejoraron los índices opositores del
7O y movilizaron un mayor porcentaje de votantes que el chavismo. Algo similar
ocurrió en Monagas si se suman los respaldos del “Gato” Briceño y Soraya
Hernández, y en Aragua, donde es de resaltar que la movilización opositora fue
hasta 10 puntos porcentuales mejor que la del chavismo.
¿Por qué ganan Capriles y Falcón y se pierde en
Mérida, Táchira, Zulia, Carabobo o Nueva Esparta? Cada caso merecería una
consideración especial, pero es claro que en Miranda y Lara el elector común se
ve motivado a votar por alguien a quien ven como un líder. En ambos estados
menos de un cuarto del voto opositor se abstuvo, algo que hace pensar que
algunos votos de Chávez el 7O fueron a parar a la tarjeta de Capriles o Falcón
el 16D. Lo mismo, pero en la otra dirección, pasó en Mérida y Táchira. Los
liderazgos opositores no motivaron al votante, y el respaldo a Capriles hace
dos meses no se transformó en un respaldo este domingo, con muy posible cruce
de votos.
Vielma Mora fue una selección inteligente en las
filas del PSUV, ya que siempre ha generado atracción en sectores de oposición,
quienes le dieron la espalda a César Pérez Vivas. En Mérida la “abstención
opositora” fue de 51,52% y seguro que no todos se fueron anticipadamente de
vacaciones navideñas. Desde los Andes llegan muchas críticas sobre una floja
campaña de Lester Rodríguez, quien según dicen se confió en el resultado del 7O
y las candidaturas divididas del chavismo. Esto sumado a la desaprobación que
tiene como alcalde de la capital merideña.
En Zulia hubo un esfuerzo por mantener la
gobernación. Es de hecho el segundo estado con menor desmovilización del voto
opositor (17,02%), pero la cuesta a remontar con relación a la elección
presidencial era demasiado amplia (El chavismo también se movilizó notablemente
por Arias Cárdenas, tan sólo 21,92% de abstención). En Carabobo en cambio hubo
desmotivación de ambos sectores, lo que indica un claro cansancio en el
liderazgo ininterrumpido de los Salas en la oposición. 40,49% de los votantes
de Capriles el 7O no respaldaron al “Pollo”, algo que se acentuó en Valencia en
donde la oposición no alcanzó 50% por primera vez desde 2006.
En definitiva, la abstención siempre es un factor a
tomar en cuenta pero no es una respuesta en sí misma. Si se da en un porcentaje
anormal debe revisarse por qué. En 2007 la abstención favoreció a la oposición
en el triunfo de la Reforma Constitucional, porque buena parte del chavismo no
estaba de acuerdo con cambios tan pronunciados en la Carta Magna, no porque les
haya dado flojera ir a votar. Obviamente la fecha de esta elección conllevó al
ausentismo de algunas personas que ya estaban de vacaciones, y que se
celebraran tan sólo dos meses después de la presidencial implicaba un posible
luto del perdedor. Pero entendamos que en aquel momento se ganaron 2 de 23 estados,
y en esta ocasión se obtuvieron 3, de mucho mayor peso electoral, político y
mediático.
Debe quedar claro que la gente no es opositora o
chavista sin más, y que en ambos bandos el votante necesita algo (o alguien)
que lo motive a movilizarse evento, tras evento, tras evento.
@JDeBastos