jueves, 13 de diciembre de 2012

Las opciones opositoras del 16D


El sistema político venezolano no es ni parlamentario ni proporcional. Esto lleva a que un grupo político con poco más de la mitad de los respaldos pueda tener un control absoluto del Estado. La oposición, que suele superar 40% de los votos, puede quedar reducida hasta las mínimas expresiones, generándose una imagen falsa de lo que es el país: una sociedad polarizada, partida en dos grandes bloques, uno mayor al otro pero no de forma hegemónica.

En este contexto (y lo hemos notado claramente desde 2008) son los gobiernos descentralizados los “encargados” de mostrar la división del poder, la proporcionalidad de la sociedad venezolana, para crear una red de seguridad de la democracia a través de figuras con legitimidad electoral que contrarresten al poder nacional.

Esta red gana más peso ahora, apenas dos meses después de la revalidación de ese poder nacional que buscar ser aplastante. La oposición venezolana debe convencer a los votantes de que no hay tiempo para lamentos o teorías de conspiración: deben salir a votar una y otra vez, convenciéndose de que hay finales felices y de que cada elección es fundamental y su resultado tiene consecuencias inmediatas en la vida diaria.

Este no es un objetivo nada sencillo, sobre todo luego de tantas elecciones y un 7O que dejó una dura derrota a la oposición y que, si se calca el 16D, dejaría apenas dos gobernaciones a la alternativa al chavismo.

Sin embargo, ese resultado parece haber dicho también otras cosas: comparado con la historia electoral reciente, denota que muchos electores son capaces de cruzar su voto, y de apoyar a Chávez para presidente pero a opositores como gobernadores o alcaldes. Demuestra que hay dirigentes con peso propio y que, hasta en el escenario más difícil, la oposición está creciendo.

Más valen tres gallos que un pollo

A partir de ahí se trazan los nuevos objetivos y escenarios: la oposición puede salir fortalecida de las elecciones regionales (aunque parezca mentira); la oposición puede quedar en una posición similar a la que ha tenido desde 2008; la oposición puede quedar peligrosamente reducida y dejarle al chavismo una vía libre para la implementación de sus políticas más radicales.

Hay 4 gobernaciones con altísima importancia que reúnen características particulares: alta población, resonancia mediática, interés político y simbolismo: Zulia, Miranda, Carabobo y Lara. Al día de hoy las 4 tienen gobernadores de la Mesa de la Unidad, aunque sólo 3 de ellos fueron electos en tal condición (Henri Falcón se separó del PSUV en 2010).

La oposición sabe que sus esperanzas postelectorales pasan por ellas 4. Hace dos meses, se perdieron esos estados aunque en circunstancias muy distintas. Sin Chávez en el tarjetón, todo hace pensar que Miranda y Lara quedarán con Capriles y Falcón al mando, mientras que la historia electoral, y las encuestas, hacen pensar que Zulia podría seguir con Un Nuevo Tiempo en el gobierno.

La situación en Carabobo es distinta. El estado dominado por Proyecto Venezuela está en seria amenaza de caer en manos de Ameliach y el PSUV. La verdad es que, aunque suele entrar en los ‘estados opositores’, la alternativa a Chávez sólo obtuvo ahí una victoria convincente en las parlamentarias de 2010 (100 mil votos de ventaja). En las demás ha dominado el chavismo, que incluso habría ganado la gobernación hace 4 años, de no ser por la división entre Mario Silva y Acosta Carlez. El poder y la relevancia de la familia Salas están en juego.

La batalla de oriente y la ventaja andina

En Táchira y Mérida la oposición debería llevarse el triunfo si la participación es medianamente normal. Ambos estados andinos han ido consolidando sus posturas opositoras y fueron los únicos en donde Capriles logró mayoría en la elección presidencial. A pesar de la división en Táchira y las críticas a Lester Rodríguez por su labor en la alcaldía de Mérida, la MUD debe imponerse. (William Méndez tiene poco respaldo y el chavismo tiene una importante división en Mérida).

Ya aquí la oposición podría salir con una sonrisa. Si se mantienen los estados claves de Zulia, Miranda y Lara, con tres líderes de proyección nacional, y a ellas se le añaden el dominio en Táchira y la conquista definitiva de Mérida (gobernado por el chavismo desde 2000), la MUD salvaría los papeles, repitiendo el mismo número de gobernaciones de 2008 y la relevancia de varios de sus principales líderes.

Un cambio más significativo se podría dar en el oriente del país. Habitualmente dominado por el chavismo, la situación es hoy bastante pareja y la oposición llega con opción en todos los estados (excepto Delta Amacuro).

Anzoátegui tiene varios procesos coqueteando con la oposición y podría darle el triunfo a Barreto Sira. Enfrente, sacar a Tarek William Saab de la contienda fue una movida inteligente de Chávez, aunque ya se verá si las disputas internas no los llevan a una derrota. En Monagas la oposición como tal no tiene chance, pero “el Gato” Briceño podría mantener su dominio ahora separado del PSUV. Bolívar también viene mostrando símbolos de cansancio con el oficialismo, aunque éste también existe con la figura de Andrés Velásquez, electo ahí por primera vez hace 23 años. En Nueva Esparta la situación también es compleja. El chavismo suele dominar las elecciones nacionales y Morel Rodríguez las regionales, aunque su liderazgo se ha reducido luego de gobernar 14 de los últimos 23 años.

La oposición también llega con opciones en Amazonas, Aragua y el estado Sucre. Liborio Guarulla ganó la gobernación hace apenas dos años, ya separado del chavismo, y busca defender su liderazgo que, al igual que el de Morel, supera la década. En Aragua el triunfo de Richard Mardo sería histórico y un notable éxito para él y su equipo, en un estado tradicionalmente ligado al chavismo y a fuerzas de izquierda (siempre venció el MAS o el chavismo). El resultado del 7O fue contundente a favor de Chávez pero la influencia de Mardo y el desconocimiento de la región por parte de Tarek El Aissami pueden generar la sorpresa.

Algo similar pasa en Sucre. Hernán Núñez ya lideró un gran resultado en 2010 para la oposición en un estado siempre dominado por fuerzas de izquierda ‘radical’. De haberse enfrentado al actual gobernador Maestre, el triunfo opositor sería casi seguro, pero la candidatura de Luis Acuña acerca la victoria al PSUV.

Las demás 9 gobernaciones deberían ser claros triunfos para el chavismo, y la misión de la oposición debe ser reducir las distancias. Según lo expuesto y lo visto en los últimos meses considero que la oposición va a lograr entre 6 y 10 gobernaciones, aunque caerá en Carabobo. Eso sí, todo dependerá de la movilización y de cómo impacte la enfermedad de Chávez al electorado, el cual puede reaccionar mucho más cohesionado en ambos bandos, algo que al final favorece al chavismo.

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