Publicado en usahispanicpress.com el 21/05/2013
Probablemente
medio país ya sospechaba o creía conocer todo lo que Mario Silva dijo en la
conversación divulgada el lunes por diputados opositores. Probablemente la otra
mitad del país también había escuchado rumores al respecto, aunque no les daba
mayor credibilidad. Sin embargo, muy distintos son unos rumores generados por
rivales políticos, o las declaraciones de algún antiguo aliado que acaba de
"saltar la talanquera", a una conversación aparentemente honesta, sin
censura, entre dos personas que se tienen confianza. Es ahí donde salen las
opiniones más honestas, sin edición, sin cámaras.
Es por eso
que los comentarios hechos por uno de los comunicadores preferidos de la
televisión pública y del chavismo en general tienen un fuerte impacto en
distintos sectores del país: entre los opositores porque confirman muchas
teorías de la división y la corrupción a lo interno del chavismo, y entre
muchos fieles chavistas quienes perderán confianza en varios líderes
importantes de su formación y estarán más cerca de quitarle el respaldo al
actual gobierno.
Pero es
probable que el mayor impacto se esté dando en estas horas y estos próximos
días a lo interno del Estado y del Partido Socialista Unido de Venezuela,
porque aunque su posición (poco coordinada y poco creíble) sea que el audio de
50 minutos fue una edición perfecta hecha por el Mossad de Israel y la CIA con
grabaciones de Silva durante nueve años, los dirigentes bien saben que esta
pieza es auténtica y que mucho de lo que se hizo público el lunes en palabras
del comunicador de VTV, se debate también en voz baja entre altos mandos del
PSUV.
¿Pero cuál es
la importancia de Mario Silva? Este “comunicador alternativo”, como él mismo se
define, ha sido la punta de lanza comunicacional del chavismo. Desde su
programa “La Hojilla” generaba muchas de las matrices de opinión que colocaban
al gobierno a la ofensiva en contra de dirigentes opositores. Desde las once de
la noche y sin límite de horario, vocabulario, legalidad, ética o recursos,
Silva llenaba de acusaciones, insultos y calumnias a cualquiera que no
estuviera en la misma línea de la revolución. En su espacio todo opositor era
un apátrida, todo disidente del gobierno era un traidor. Toda conversación
privada (y de ahí la ironía) podía ser para él de interés nacional y revelada
en sus programas, con la colaboración frecuente que recibía (presumimos) de
miembros de la inteligencia del Estado.
Este
comunicador, que aunque alguna vez recibió críticas de periodistas cercanos al
chavismo, contó siempre con el apoyo de Hugo Chávez, quien en más de una
ocasión se sentó en su estudio para ser entrevistado por largo rato. Silva fue
también, nombrado por Chávez, candidato a la gobernación de Carabobo en 2008,
pero tras la derrota electoral volvió al espacio en el que seguiría teniendo
más poder y más influencia que la amplia mayoría de los miembros del gabinete,
de los dirigentes del PSUV o de cualquier otro locutor o escritor fiel a la
revolución.
Por eso no es
poca cosa que el país escuche de su voz repetidos insultos y acusaciones contra
el Presidente de la Asamblea Nacional, número dos del chavismo y eterno
sospechoso de liderar grupos paralelos dentro de la revolución, Diosdado
Cabello; que considere que Cilia Flores (Primera Dama) esté manipulando a
Nicolás Maduro en la Presidencia de la República; que deje al descubierto una
serie de conflictos dentro de la Fuerza Armada Nacional, que incluyen las
sospechas por parte de Flores sobre un posible golpe de Estado que lideraría el
Ministro de la Defensa, Diego Molero; o sus apreciaciones sobre distintos casos
de corrupción hechos por altos funcionarios del gobierno basados en la
plataforma del organismo que regula la adquisición de divisas a todos los
venezolanos, CADIVI (El audio completo que divulgó la oposición y su
transcripción pueden verse en este link).
Tan grave es
la conversación, y aparentemente tan poco conocida era su filtración a manos
del legislador Ismael García, que el chavismo quedó desconcertado para atender
tal crisis. Su habitual teoría sobre un
protagonismo de fuerzas imperiales y su descrédito a todo como una mentira y un
montaje, esta vez dejaron mucho que desear. Primero porque dos altos voceros
descalificaron la grabación pero por considerarla “la opinión personal de Mario
Silva”, y segundo porque tras una pobre defensa del protagonista en su programa
la noche de este lunes, él mismo indicó que por motivos de salud dejará ‘La
Hojilla’ hasta nuevo aviso, y ya desde este martes el influyente espacio no se
verá en Venezolana de Televisión.
Seguro siguen
siendo millones los que creen en la palabra de Silva, los que siguen confiando
en la amistad existente entre Maduro y Diosdado Cabello quienes, también
sorpresivamente, aparecieron juntos en la sede de la Presidencia la noche de
este lunes, tras muchos días sin que se les viera uno al lado del otro. Pero lo
más probable es que esa fe ciega que por más de una década reinó entre los
seguidores del gobierno ante el liderazgo irrestricto de Hugo Chávez, esté hoy
más que nunca resquebrajada, frágil y llena de dudas.
La lucha
interna del chavismo, tantas veces comentada y que en pequeñas decisiones de
Maduro parecía a veces notarse, ha tenido un episodio demasiado público como
para que teorías conspirativas distraigan a la opinión pública. Y este primer
capítulo lejos está de ser el último.
En su momento
el hoy fallecido General Alberto Müller Rojas, considerado un ideólogo de la
revolución, dijo que a Chávez lo rodeaba un nido de alacranes. En la
conversación divulgada, Silva fue más allá: “estamos metidos en un mar de
mierda”. Un cóctel de influencia cubana, manipulación de la Primera Dama,
dominio de fuerzas militares y de inteligencia por parte del Presidente del
Parlamento, corrupción en manejo de dólares y “ministros que no saben qué hacer
y lo más probable es que estén robando porque creen que esto se va a
desmoronar”. Los peores miedos del chavismo están empezando a notarse: sin el
liderazgo de Chávez no hay cuerda que los mantenga unidos.
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