jueves, 30 de mayo de 2013

La revolución no tiene quien la guíe

Publicado en usahispanicpress.com el 21/05/2013

Probablemente medio país ya sospechaba o creía conocer todo lo que Mario Silva dijo en la conversación divulgada el lunes por diputados opositores. Probablemente la otra mitad del país también había escuchado rumores al respecto, aunque no les daba mayor credibilidad. Sin embargo, muy distintos son unos rumores generados por rivales políticos, o las declaraciones de algún antiguo aliado que acaba de "saltar la talanquera", a una conversación aparentemente honesta, sin censura, entre dos personas que se tienen confianza. Es ahí donde salen las opiniones más honestas, sin edición, sin cámaras.

Es por eso que los comentarios hechos por uno de los comunicadores preferidos de la televisión pública y del chavismo en general tienen un fuerte impacto en distintos sectores del país: entre los opositores porque confirman muchas teorías de la división y la corrupción a lo interno del chavismo, y entre muchos fieles chavistas quienes perderán confianza en varios líderes importantes de su formación y estarán más cerca de quitarle el respaldo al actual gobierno. 

Pero es probable que el mayor impacto se esté dando en estas horas y estos próximos días a lo interno del Estado y del Partido Socialista Unido de Venezuela, porque aunque su posición (poco coordinada y poco creíble) sea que el audio de 50 minutos fue una edición perfecta hecha por el Mossad de Israel y la CIA con grabaciones de Silva durante nueve años, los dirigentes bien saben que esta pieza es auténtica y que mucho de lo que se hizo público el lunes en palabras del comunicador de VTV, se debate también en voz baja entre altos mandos del PSUV.

¿Pero cuál es la importancia de Mario Silva? Este “comunicador alternativo”, como él mismo se define, ha sido la punta de lanza comunicacional del chavismo. Desde su programa “La Hojilla” generaba muchas de las matrices de opinión que colocaban al gobierno a la ofensiva en contra de dirigentes opositores. Desde las once de la noche y sin límite de horario, vocabulario, legalidad, ética o recursos, Silva llenaba de acusaciones, insultos y calumnias a cualquiera que no estuviera en la misma línea de la revolución. En su espacio todo opositor era un apátrida, todo disidente del gobierno era un traidor. Toda conversación privada (y de ahí la ironía) podía ser para él de interés nacional y revelada en sus programas, con la colaboración frecuente que recibía (presumimos) de miembros de la inteligencia del Estado.

Este comunicador, que aunque alguna vez recibió críticas de periodistas cercanos al chavismo, contó siempre con el apoyo de Hugo Chávez, quien en más de una ocasión se sentó en su estudio para ser entrevistado por largo rato. Silva fue también, nombrado por Chávez, candidato a la gobernación de Carabobo en 2008, pero tras la derrota electoral volvió al espacio en el que seguiría teniendo más poder y más influencia que la amplia mayoría de los miembros del gabinete, de los dirigentes del PSUV o de cualquier otro locutor o escritor fiel a la revolución.

Por eso no es poca cosa que el país escuche de su voz repetidos insultos y acusaciones contra el Presidente de la Asamblea Nacional, número dos del chavismo y eterno sospechoso de liderar grupos paralelos dentro de la revolución, Diosdado Cabello; que considere que Cilia Flores (Primera Dama) esté manipulando a Nicolás Maduro en la Presidencia de la República; que deje al descubierto una serie de conflictos dentro de la Fuerza Armada Nacional, que incluyen las sospechas por parte de Flores sobre un posible golpe de Estado que lideraría el Ministro de la Defensa, Diego Molero; o sus apreciaciones sobre distintos casos de corrupción hechos por altos funcionarios del gobierno basados en la plataforma del organismo que regula la adquisición de divisas a todos los venezolanos, CADIVI (El audio completo que divulgó la oposición y su transcripción pueden verse en este link).

Tan grave es la conversación, y aparentemente tan poco conocida era su filtración a manos del legislador Ismael García, que el chavismo quedó desconcertado para atender tal crisis. Su  habitual teoría sobre un protagonismo de fuerzas imperiales y su descrédito a todo como una mentira y un montaje, esta vez dejaron mucho que desear. Primero porque dos altos voceros descalificaron la grabación pero por considerarla “la opinión personal de Mario Silva”, y segundo porque tras una pobre defensa del protagonista en su programa la noche de este lunes, él mismo indicó que por motivos de salud dejará ‘La Hojilla’ hasta nuevo aviso, y ya desde este martes el influyente espacio no se verá en Venezolana de Televisión.

Seguro siguen siendo millones los que creen en la palabra de Silva, los que siguen confiando en la amistad existente entre Maduro y Diosdado Cabello quienes, también sorpresivamente, aparecieron juntos en la sede de la Presidencia la noche de este lunes, tras muchos días sin que se les viera uno al lado del otro. Pero lo más probable es que esa fe ciega que por más de una década reinó entre los seguidores del gobierno ante el liderazgo irrestricto de Hugo Chávez, esté hoy más que nunca resquebrajada, frágil y llena de dudas.

La lucha interna del chavismo, tantas veces comentada y que en pequeñas decisiones de Maduro parecía a veces notarse, ha tenido un episodio demasiado público como para que teorías conspirativas distraigan a la opinión pública. Y este primer capítulo lejos está de ser el último.


En su momento el hoy fallecido General Alberto Müller Rojas, considerado un ideólogo de la revolución, dijo que a Chávez lo rodeaba un nido de alacranes. En la conversación divulgada, Silva fue más allá: “estamos metidos en un mar de mierda”. Un cóctel de influencia cubana, manipulación de la Primera Dama, dominio de fuerzas militares y de inteligencia por parte del Presidente del Parlamento, corrupción en manejo de dólares y “ministros que no saben qué hacer y lo más probable es que estén robando porque creen que esto se va a desmoronar”. Los peores miedos del chavismo están empezando a notarse: sin el liderazgo de Chávez no hay cuerda que los mantenga unidos.

miércoles, 8 de mayo de 2013

“Hasta Bolívar tuvo una hermana escuálida”



Publicado en www.usahispanicpress.com

David Miliband tenía pensado ser el nuevo líder del Partido Laborista, y eventualmente convertirse en Primer Ministro británico. Cuando su compañero de filas Gordon Brown todavía ejercía como Jefe de Gobierno, Miliband escribió un editorial en un influyente diario londinense en el cual dibujaba su plan para el futuro de la centro-izquierda en el Reino, lo que generó grandes rumores sobre sus aspiraciones. Éstas se confirmaron tras la derrota electoral de Brown y la llegada de los Conservadores al poder en 2010. Sin embargo, el rápido ascenso del joven legislador de South Shields se vio interrumpido por otro poco experimentado político: su hermano menor Ed, quien sorpresivamente le quitó la dirección Laborista en una contienda interna que finalizó 50,65% a 49,35%. Hoy Ed se prepara para llegar al número 10 de Downing Street en las elecciones de 2015 y David se ha marginado de la política de su país, al asumir recientemente la dirección de una ONG en Nueva York.

No era éste el primer enfrentamiento político entre hermanos, ni es el caso que hoy llama la atención de los venezolanos. La Venezuela mediática (que describí en un artículo hace unas semanas) tiene, de repente, su propia lucha “fratricida”: Ernesto Villegas, Ministro de Comunicación e Información desde diciembre pasado, y Vladimir Villegas, nombrado como uno de los Directores de Globovisión, canal de televisión privado, 24 horas de información y única plataforma opositora en un espectro repleto de propaganda oficial y autocensura.

El protagonismo de ambos hermanos llegó, como el ascenso del mencionado líder Laborista, repentinamente, si bien su relación con la política venezolana viene de antes de su nacimiento.

Su padre, Cruz Villegas, fue un reconocido dirigente del Partido Comunista Venezolano (PCV), que sufrió la prisión en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y los gobiernos democráticos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. Según cuenta la revista venezolana Zeta (en edición del 22 al 26 de enero de 2009), Cruz Villegas convivió en una prisión en la amazonia venezolana junto con su esposa y cuatro hijos mayores, antes del nacimiento de Ernesto y Vladimir.

Luego estuvo en la alta dirección del PCV y de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Venezuela, desde donde enfocó su lucha como sindicalista a nivel nacional e internacional. Probablemente a la hora de su muerte en 1994, Cruz Villegas pensaría que sería Mario, el mayor de sus tres hijos varones, el que más influiría en el acontecer político venezolano. El también periodista militó en el PCV y fue secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa entre 1989 y 1991, mucho antes de conocer, apoyar y luego deslindarse tempranamente del fallecido presidente Hugo Chávez.


Tal camino también lo transitó Vladimir. Periodista y militante del PCV, terminó en el PPT aliado de Chávez, y formó parte de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 que redactó la Constitución Nacional vigente. Luego trabajó en distintas Embajadas de la región y dirigió, entre 2003 y 2004, Venezolana de Televisión (VTV), principal canal del Estado, en una época altamente polarizada y conflictiva. Antes de su separación definitiva del chavismo, Villegas había lamentado los pocos cuestionamientos dentro de los partidos revolucionarios y la dificultad para hacer periodismo en el canal estatal.

En todo este tiempo su hermano menor Ernesto se fue haciendo su propio nombre, siempre en el periodismo y alejado de militancia partidista cualquiera. Así pasó por distintos diarios privados hasta recaer en Venezolana de Televisión. Por varios años condujo el programa matutino de entrevistas políticas de la televisora pública, en el cual generalmente mantuvo un perfil bastante moderado y profesional, distinto del ambiente que dominaba el resto de las emisiones.

En más de una publicación Ernesto criticó  acciones del Estado chavista e incluso una vez lamentó las fuertes palabras que en plena transmisión de televisión le dijo el Presidente Chávez a un camarógrafo de VTV. Estas actuaciones parecen haber dificultado su ascenso a puestos de gobierno.

Fue apenas en su última aparición pública cuando el fallecido Comandante juramentó al menor de los Villegas como su Ministro de Comunicación e Información, puesto fundamental para una revolución televisiva. Ernesto comenzó a militar en el partido de gobierno, PSUV, y dejó su moderación de lado cuando ejerció simultáneamente como Jefe de Propaganda de la campaña de Nicolás Maduro.

En pocos meses su nombre ha sido uno de los más cuestionados por la oposición debido a su notable manipulación para contar los hechos, la excesiva parcialización de los medios públicos y sus constantes señalamientos (a veces tomados como amenazas) sobre los medios privados, entre los cuales resalta, por supuesto, Globovisión.

No han sido pocos los adjetivos usados por el Ministro para referirse a esta planta y su línea editorial. Pero surgen dudas si mantendrá tal actitud con la dirección de Vladimir, un personaje aun respetado por cierto sector del chavismo y visto con recelo por parte de la oposición.

Ya en 2008 y 2009 Ernesto levantó su voz en contra de las injusticias sufridas por sus dos hermanos. Primero cuando a Mario, trabajador del organismo recolector de impuestos Seniat, lo enviaron a una oficina en la frontera con Brasil debido a sus artículos periodísticos en contra del gobierno; y luego en rechazo a los insultos que desde la propia señal de VTV salían en contra de Vladimir, en los días que éste se alejó del gobierno.

“Hasta Simón Bolívar tuvo una hermana escuálida, María Antonia, -escribió Ernesto en 2009 en aporrea.org- quien apoyaba a la Corona Española (…)  y aun así, cuando la vida de ella corrió peligro por la inminente llegada de Boves y sus huestes a Caracas, El Libertador desvió recursos de la revolución para salvarle la vida”.

De momento la moderación y las autocríticas del menor de los Villegas han quedado de lado y su lucha por los derechos de los trabajadores olvidada, al formar parte de un gabinete que dirige persecuciones en contra de empleados públicos que votaron por Capriles. ¿Podrá el amor de hermanos generar una relación cordial en la primera línea de batalla mediática en esta Venezuela polarizada?