jueves, 17 de septiembre de 2009

Tiembla la libertad

Pasito a pasito pero el gobierno lo va consiguiendo. El mismo Chávez ironizaba en Siria con lo lento que se iba conviertiendo él en dictador, pero aunque le sorprenda lo está logrando.

Un ejemplo tonto pero inaudito está instaurado ya con los movimientos telúricos en el país, poco habituales hasta el 2008, pero surgidos con fuerza en par de ocasiones en 2009. Cuando en abril cerca de las 5 de la mañana tembló, Globovisión salió a informar lo que había pasado, sorprendido por el horario y sin demasiado detalle, pero al menos dijo lo que ya era obvio para todos los caraqueños y habitantes de algunas otras ciudades del país.

Los canales del gobierno lo reportaron luego, y más que concentrarse en el hecho como tal, explotaron por los supuestos mensajes de pánico que había enviado el canal 24 horas de noticias. A tal punto llegó la molestia que periodistas, directivos, ministros y organismos del Estado castigaron a la televisora privada.

Tanto fue el manoteo que, sorprendida Venezuela otra vez con un temblor, aún más fuerte, no quedó más remedio que callarse y esperar la información oficial, nuevamente con algo de retraso y sin mucho más detalle que el que con certeza muestra el Servicio de Geología de Estados Unidos a los pocos instantes de haber ocurrido el evento.

El sábado 12 de septiembre vivimos, aunque no nos hayamos dado mucha cuenta, de uno de los momentos más autocensurados y silenciados de la última década en el país, cuando decenas de medios de comunicación radiales y televisivos (Internet por ahora se salva), no podían decir lo que era innegable: había temblado en Caracas.

Se ha dado casi de manera curiosa en un corto espacio de tiempo con los temblores, y los daños han sido pocos, pero ¿Qué pasaría el día que hubiera una desgracia mayor? Algo similar aún mucho más pequeño que la tragedia de Vargas en el 99, algún avión estrellado, incluso algún intento de Golpe de Estado, alguna matanza por X motivo. ¿Habrá que esperar al canal 8? Sin duda, la libertad tiembla.

1 comentario: