martes, 21 de julio de 2009

La cuestión "mediática"

Parece mentira que se les dé tanta importancia. Se entiende que terminan siendo el reflejo de la realidad, que la gente se crea opiniones a partir de ellos, pero que los medios de comunicación sean el mayor, y casi el único tema que trate este gobierno y sus aliados en la región parece excesivo.

En lo personal, cuando estaba en tercer grado decidí que no iba a ser futbolista sino en cambio un comentarista de partidos de fútbol. Eso de estar en una cancha con cuarenta mil personas viendo que cometa un error y abucheándome realmente no me interesaba. Fue en ese instante que decidí, sin tener mayor detalle, que quería trabajar en los medios. Ya más adelante me interesó el mundo propio de los medios, incluso alejados del deporte.

Al día de hoy, con mucho más de cien mil asesinatos en la última década, con la salud y la educación en un "difícil" estado, con las carreteras muy dañadas, con el tráfico imposible de siempre, con el precio del petróleo por debajo de las expectativas, con conflictos internacionales y demás, toda la atención se centra en los medios. ¿? Ya hay un canal fuera de la señal abierta, otro que tiene varios años amenazado, aparte de más de 200 emisoras que tiemblan porque saben que pronto perderán el dominio de su programación, así como el resto de medios audiovisuales analizando la salud del dueño de la concesión, porque si se les muere se les acabó su radio o su canal.
Afuera también. Alabanzas para Telesur, culpabilidad absoluta de CNN en el golpe de Honduras. No hay más caso, o más investigación posible. El golpe, la inseguridad, las quejas de la gente se resumen todas en una sola palabra: MEDIÁTICO. Tanto así que ya se convirtió en un adjetivo: el pasado domingo el canal del Estado reseñaba un pleito que tenía Rafael Correa con un medio de su país y nos lo informaban de la siguiente manera: Presidente de Ecuador acosado por la "prensa mediática" de su país...

Y así pues, todo el país conoce al Presidente del Colegio Nacional de Periodistas, su marcha fue el último gran acontecimiento de calles del país, todos están pendientes de Conatel, de las leyes comunicacionales y demás.

Claro que del otro lado no se hace demasiado favor. Los medios asumen un protagonismo excesivo, ya sea, obviamente, por las cosas duras que transmiten, o por la importancia propia que cada comunicador se da a sí mismo. Saben que están en televisión y a veces no pueden evitar ser estrellitas.


Al mismo tiempo, los seguidores de algunos canales son casi Groopies, y así como unos gritan: no se metan con mi Comandante; otros replican: no se metan con mi Ciudadano.


No es casualidad que el chavismo haya lanzado en lugares claves a figuras de VTV (aunque perdieron): Mario Silva en Carabobo y Aristóbulo en la Metropolitana. Vanessa Davies es figura clave del PSUV, y desde "Dando y Dando" y "La Hojilla" se reparten las noticias oficiales que no haya dado el "Aló, presidente" del domingo.



Vayamos al otro lado. Cuando pasa algo en cualquier lugar de Venezuela, ¿Qué dice la gente? ¡Llama a Globovisión! ¡Qué vengan los medios a ver esto! ¡Quiero denunciar públicamente...! Y si en las marchas no hay cámaras...

El problema es mundial, y ya hemos visto cómo cualquier régimen dictatorial o seudodictatorial comienza por callar a los medios antes de resolver el resto de problemas (Irán, Honduras, China). ¿Será eso lo que pasa en nuestro país?

PD: He aquí un ranking de una organización seria (Reporteros sin Fronteras) sobre el nivel de libertad de expresión en el mundo. Venezuela está de 113 de 173. Islandia está de primera, Colombia de 126. Corea del Norte y Eritrea cierran la clasificación

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