martes, 9 de julio de 2013

Entre el escándalo y el silencio


Publicado en usahispanicpress.com 14/06/2013

La Venezuela que Chávez dejó con su muerte hace tres meses fue una dividida, convulsionada y en crisis permanente. Tras catorce años de gobierno lo que quedó fue un gran vacío, más institucional que emocional: las calles se llenaron de pánico ante el anuncio de su desaparición física y aunque había dudas sobre los pasos a seguir para sustituirlo, él se había encargado de nombrar a su sucesor, de acomodar fechas y de estirar las normas constitucionales a su favor.

Chávez también dejó un inevitable caos económico: el gasto irresponsable para fortalecer su campaña electoral y las importaciones desenfrenadas para maquillar los supermercados aseguraban un 2013 de devaluación, inflación y desabastecimiento como el que se está viviendo hoy.

Lo que no dejó Chávez fue un partido político fortalecido, una línea de mando clara o una dirigencia respetada por la ciudadanía. Ese personalismo en exceso que lo caracterizó ha generado en tres meses hechos que con el "Comandante" en el poder apenas habíamos visto. Hundimiento electoral, voceros gubernamentales con opiniones distintas, filtraciones de casos de corrupción y soborno, y la pérdida del manejo de la agenda del país.

A tres meses de la muerte de Chávez vemos cada vez más claramente que su gobierno fue él, mientras el chavismo luce desordenado, intentando convencerse de que están unidos pero mostrando descoordinación entre endurecer o aflojar la cuerda que ahoga al país.

Las repentinas compras del canal de noticias Globovisión y de la Cadena Capriles, editora del diario más vendido de Venezuela, muestran una estrategia del gobierno que, más allá de lo que se haga con la economía, busca silenciar el bullicio interno, la crítica de la calle y las propuestas de los rivales.

El liderazgo es débil y tiene agujeros por todas partes, pero avanza a paso firme en el acorralamiento a la libre expresión, la libre divulgación, la libre opinión.

Ahora que la mano dura, respetada y temida de Chávez no está, los distintos bandos del chavismo se muestran incapaces de limpiar ‘los trapos sucios’ en casa, por lo que desde la cúpula se busca limitarles, incluso a ellos, los espacios para expresarse. Ahora que la crisis económica es imposible de ocultar, se buscan todas las maneras para que no se expandan las molestias por todo el país, como si una denuncia en televisión tuviera mayor impacto que la falta de papel higiénico, o la limitación de compra de productos básicos.

El chavismo busca acallar esos escándalos que están haciendo más ruido que nunca, y que el carisma del líder ya no puede aplacar, porque no está claro quién es el líder y en cualquier caso no tiene tal carisma. El chavismo sabe que perdió los 15 puntos porcentuales de ventaja que les dejó Chávez en un mes previo a la elección de abril, y sólo teme de pensar qué caudal de votos podría perder desde hoy y hasta diciembre cuando se celebren las elecciones municipales en todo el país.


A tres meses de la muerte de Chávez, es difícil ver una solución positiva o inminente para los reclamos opositores sobre el presunto robo de la elección Presidencial en abril, pero está claro que el legado político del Comandante está cada vez más debilitado y en mayor riesgo de colapso que nunca.

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