El cambio de
mando en el canal de noticias Globovisión ha traído consigo diversas
consecuencias y especulaciones en la vida política venezolana. El canal, que
por años fue la principal (podría decirse única) plataforma audiovisual de la
oposición al chavismo, fue vendido a un grupo de empresarios con una
trayectoria turbia, de operaciones cercanas al entorno gubernamental.
Tras un par
de semanas en las que no hubo ni cambios en la programación ni salida de
periodistas, la semana pasada se dio un temblor: días después de una reunión
entre la nueva directiva y el Ejecutivo Nacional, el diputado opositor Ismael
García fue retirado del programa dominical que dirigía y, tras protestar este
hecho, uno de los conductores del programa de opinión estelar "Buenas
Noches" también fue despedido. Sus tres acompañantes renunciaron en
solidaridad.
A todas
estas, el líder opositor Henrique Capriles denunció que sus eventos estaban
siendo censurados en Globovisión, lo que incrementó el rechazo del habitual
público hacia la planta de noticias. Pasados unos días la situación se ha
calmado (al menos superficialmente) y los mismos periodistas críticos al
gobierno siguen conduciendo espacios informativos y de opinión, aunque la
presencia de Capriles en la pantalla sea, ciertamente, muy escasa.
Este cambio
de línea editorial se dio poco después de que Globovisión transmitiera
íntegramente la grabación que obtuvo la oposición del comunicador del chavismo
Mario Silva, en las que denunciaba gran número de irregularidades dentro del
gobierno e incriminaba, entre otros, a Diosdado Cabello, presidente de la
Asamblea Nacional.
Desde
entonces ha habido una nueva alza de radicalismo desde el gobierno: no sólo se
ha buscado imponer silencio en los medios críticos, sino también acallar
cualquier molestia interna: el programa de Mario Silva salió intempestivamente
del aire, a pesar de que el chavismo lo había considerado un “montaje” de la
oposición.
Este
miércoles, tras la visita de Henrique Capriles a Colombia y su reunión con el
Presidente Juan Manuel Santos, fue precisamente Cabello quien pareció imponer
la línea del chavismo con respecto a ese encuentro, a pesar de no tener la
atribución para ello. El Presidente del Poder Legislativo criticó la reunión,
criticó a Santos y lo acusó de formar parte de una campaña internacional de
conspiración en contra de Venezuela.
“El
presidente Santos le está poniendo una bomba al tren de las buenas relaciones
que tanto le pidió el presidente Chávez”, dijo Cabello, lanzando las primeras
críticas y acusaciones en contra del gobierno colombiano desde finales de 2010,
cuando se habían normalizado las relaciones entre ambos países. Horas más
tarde, el Ejecutivo venezolano confirmaba la postura hecha pública por Cabello,
aunque Maduro tardó más de un día en mencionar a su homólogo colombiano, siendo
mucho más delicado que el Presidente de la Asamblea Nacional.
Estos hechos
recientes parecen reforzar, y no desestimar, las acusaciones hechas por Silva
en la polémica grabación: que Diosdado Cabello posee mucho más poder del que
debiera tener, y que en muchos casos es él quien lleva la voz cantante y no el
Jefe de Estado electo para tal fin.
Queriendo
aparentar unidad entre las fuerzas revolucionarias, a Cabello se le ha vuelto a
ver de manera recurrente junto a Maduro en distintos actos del gobierno
nacional (incluyendo la reunión en la sede del Ejecutivo con Globovisión) pero
más que las apariencias parece que son las acciones las que colocan al número
dos del chavismo en primera fila.
Curiosamente
esto se produce luego de algunos días en los que el Presidente Maduro parecía
(levemente) estar moderando su manejo del país: sin dejar de lado el verbo
encendido de acusaciones e insultos, Maduro mantuvo reuniones con distintos
sectores empresariales del país, con los que Hugo Chávez, su antecesor, tenía
al menos una década sin dialogar. También realizó algunas designaciones en las
que sacó de cargos relevantes a funcionarios cercanos a Cabello y colocó gente
de su confianza.
Pero
precisamente las acusaciones hechas públicas de que Maduro no tiene control
pleno del chavismo frenaron este proceso y revitalizaron a Cabello. La
oposición espera hacer público una segunda grabación de Mario Silva en las que
denuncia otra serie de irregularidades dentro del chavismo, pero difícilmente
se escucharán en la televisión venezolana. Los movimientos hechos en los
últimos días impedirán que el audio se muestre en Globovisión, y serán
solamente Internet y los canales internacionales quienes podrán divulgarlo. La
mano dura de Cabello se impone de momento.
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