martes, 9 de julio de 2013

El laberinto de Maduro

El cambio de mando en el canal de noticias Globovisión ha traído consigo diversas consecuencias y especulaciones en la vida política venezolana. El canal, que por años fue la principal (podría decirse única) plataforma audiovisual de la oposición al chavismo, fue vendido a un grupo de empresarios con una trayectoria turbia, de operaciones cercanas al entorno gubernamental.

Tras un par de semanas en las que no hubo ni cambios en la programación ni salida de periodistas, la semana pasada se dio un temblor: días después de una reunión entre la nueva directiva y el Ejecutivo Nacional, el diputado opositor Ismael García fue retirado del programa dominical que dirigía y, tras protestar este hecho, uno de los conductores del programa de opinión estelar "Buenas Noches" también fue despedido. Sus tres acompañantes renunciaron en solidaridad.

A todas estas, el líder opositor Henrique Capriles denunció que sus eventos estaban siendo censurados en Globovisión, lo que incrementó el rechazo del habitual público hacia la planta de noticias. Pasados unos días la situación se ha calmado (al menos superficialmente) y los mismos periodistas críticos al gobierno siguen conduciendo espacios informativos y de opinión, aunque la presencia de Capriles en la pantalla sea, ciertamente, muy escasa.

Este cambio de línea editorial se dio poco después de que Globovisión transmitiera íntegramente la grabación que obtuvo la oposición del comunicador del chavismo Mario Silva, en las que denunciaba gran número de irregularidades dentro del gobierno e incriminaba, entre otros, a Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.

Desde entonces ha habido una nueva alza de radicalismo desde el gobierno: no sólo se ha buscado imponer silencio en los medios críticos, sino también acallar cualquier molestia interna: el programa de Mario Silva salió intempestivamente del aire, a pesar de que el chavismo lo había considerado un “montaje” de la oposición.

Este miércoles, tras la visita de Henrique Capriles a Colombia y su reunión con el Presidente Juan Manuel Santos, fue precisamente Cabello quien pareció imponer la línea del chavismo con respecto a ese encuentro, a pesar de no tener la atribución para ello. El Presidente del Poder Legislativo criticó la reunión, criticó a Santos y lo acusó de formar parte de una campaña internacional de conspiración en contra de Venezuela.

“El presidente Santos le está poniendo una bomba al tren de las buenas relaciones que tanto le pidió el presidente Chávez”, dijo Cabello, lanzando las primeras críticas y acusaciones en contra del gobierno colombiano desde finales de 2010, cuando se habían normalizado las relaciones entre ambos países. Horas más tarde, el Ejecutivo venezolano confirmaba la postura hecha pública por Cabello, aunque Maduro tardó más de un día en mencionar a su homólogo colombiano, siendo mucho más delicado que el Presidente de la Asamblea Nacional.

Estos hechos recientes parecen reforzar, y no desestimar, las acusaciones hechas por Silva en la polémica grabación: que Diosdado Cabello posee mucho más poder del que debiera tener, y que en muchos casos es él quien lleva la voz cantante y no el Jefe de Estado electo para tal fin.

Queriendo aparentar unidad entre las fuerzas revolucionarias, a Cabello se le ha vuelto a ver de manera recurrente junto a Maduro en distintos actos del gobierno nacional (incluyendo la reunión en la sede del Ejecutivo con Globovisión) pero más que las apariencias parece que son las acciones las que colocan al número dos del chavismo en primera fila.

Curiosamente esto se produce luego de algunos días en los que el Presidente Maduro parecía (levemente) estar moderando su manejo del país: sin dejar de lado el verbo encendido de acusaciones e insultos, Maduro mantuvo reuniones con distintos sectores empresariales del país, con los que Hugo Chávez, su antecesor, tenía al menos una década sin dialogar. También realizó algunas designaciones en las que sacó de cargos relevantes a funcionarios cercanos a Cabello y colocó gente de su confianza.


Pero precisamente las acusaciones hechas públicas de que Maduro no tiene control pleno del chavismo frenaron este proceso y revitalizaron a Cabello. La oposición espera hacer público una segunda grabación de Mario Silva en las que denuncia otra serie de irregularidades dentro del chavismo, pero difícilmente se escucharán en la televisión venezolana. Los movimientos hechos en los últimos días impedirán que el audio se muestre en Globovisión, y serán solamente Internet y los canales internacionales quienes podrán divulgarlo. La mano dura de Cabello se impone de momento.

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